viernes, 18 de marzo de 2011

LaBurbujadelValor: Frank el amigo de Isabel

El hombre que atrapa sueños
Fran Otero, un coruñés que lleva siete años conectado a un respirador artificial, rompe estadísticas de vida
Buenos días desde La Rioja, he tenido un poco abandonada LaBuubuja, demasiado trabajo.... pero ahora, me gustaría proponeros la lectura del siguiente texto....

Hay una vieja historia— dijo el gordo, mientras me pasaba la pava para que yo cebara— de un joven que concurrió a un sabio en busca de ayuda.

—Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
-Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después... –y haciendo una pausa agregó— Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
—E... encantado, maestro –titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
—Bien –asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó –toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete antes y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas..El joven tomó el anillo y partió.
Apenas llegó, empezó a ofrecer al anillo a los mercaderes.
Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo.
Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado –más de cien personas— y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó.
Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.

Entró en la habitación.
—Maestro –dijo— lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
—Qué importante lo que dijiste, joven amigo –contestó sonriente el maestro—. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
—Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
¡¿58 monedas?! –exclamó el joven.
—Sí –replicó el joyero— Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... Si la venta es urgente....El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
—Siéntate –dijo el maestro después de escucharlo—TU ERES COMO ESTE ANILLO, UNA JOYA, VALIOSA Y UNICA...Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto.
¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.


Fran Otero tiene 45 años. Nació en el sur (Marín) pero se hizo del norte. Construyó su vida entre A Coruña y Santiago, alrededor de la electrónica y, cuando le tocó, formó una familia. Lo hizo con Dámaris, una bella farmacéutica con la que tuvo una hija y, a partir de ahí, el partido comenzó a ponérsele cuesta arriba. Primero fue una cierta debilidad en las piernas, que ya no le respondían como antes en la pista de squash y luego extraños espasmos musculares en el pecho que lo llevaron al hospital. Allí vivió un montón de pruebas sin resultados concluyentes y una extraña conspiración del silencio entre el personal médico. Un día, Dámaris presionó a uno de ellos: «Sospechamos de una ELA», le dijo. Y Dámaris se fue con las tres letras a la biblioteca para aprenderlo todo.
El suicidio de las motoneuronas
ELA: esclerosis lateral amiotrófica. Enfermedad neuromuscular degenerativa de pronóstico mortal. La provoca un misterioso proceso a través del cual las motoneuronas dejan de funcionar hasta que se autodestruyen. Son las células encargadas de trasladar las órdenes del cerebro al resto del organismo. Así que el cuerpo de los afectados funciona perfectamente, solo que no recibe órdenes y se atrofia.

Fran, Dámaris y la pequeña Claudia, que entonces era un bebé de pocos meses, se hicieron fuertes y se enfrentaron a la enfermedad con decisión.

Vivir
Decidió vivir: «Pero entiendo al que decide lo contrario. Yo pensé que tenía muchas razones para seguir aquí, pero igual otras personas no tienen el entorno adecuado para vivir como yo vivo». Lo explica Fran, que apenas puede emitir sonidos. Lo compensa con una asombrosa locuacidad gestual a la que todos en casa están acostumbrados. Le leen los labios o usan un código propio para determinar letras, que forman palabras, que forman ideas. Podríamos hablar los dos solos, sin ayuda, a través del editor de textos del ordenador, que Fran mueve con los ojos. Hasta hace unos meses, podía usar el ratón con un ligerísimo movimiento de un dedo que ya ha perdido. Pero se ha adaptado rápidamente al nuevo sistema y mantiene su actividad en la plataforma de afectados en Facebook, aparte de relacionarse con sus amigos.

Desde aquel día que se enganchó al respirador, Fran vive su particular prórroga. Al principio le llamaba «El tiempo de descuento». Ahora no. Ya no es descuento, es prórroga: «Lo nuestro es ir atrapando sueños.

Cuando logramos uno, nos lanzamos a la búsqueda de otro. Aquí nos alimentamos todos con la energía de Fran y construimos la vida enlazando un sueño con otro», explica Dámaris. Y los va enumerando: respirar, vivir, salir, pasear, viajar... Desde que sus pulmones se pararon, Fran ha viajado a Lisboa para ver el Tajo desde el teleférico; a Port Aventura para divertirse con su hija; se ha comprado un descapotable porque quería sentir el viento en la cara; ha promovido la construcción de una piscina en su casa de Sada donde se mete con la silla, ha asistido al fútbol, a conciertos de rock... Ha desarrollado una vida intensa imponiendo el poder de su mente a la discapacidad de su cuerpo.
El siguiente sueño es la aventura americana. Claudia, su hija, ha conseguido una beca para estudiar el próximo curso en Estados Unidos. Y Fran irá a verla. Sin duda. Ya está pergeñando en Internet cómo podría viajar en avión con todo el aparataje que necesita para desplazarse, en qué compañía, en qué fechas: «A cabeza non para», es su frase preferida.

Ni él ni nadie en casa han perdido, claro, la esperanza en la investigación. Como la mayor parte de los enfermos, Fran y Dámaris están muy involucrados en las asociaciones y plataformas que defienden los derechos de los enfermos de ELA y, de hecho, muestran su inquietud porque el reportaje, focalizado en un tipo al que le gusta viajar en descapotable, madrugar para ver la fórmula 1 o ir a Port Aventura, pueda distorsionar la realidad de miles de familias afectadas por la enfermedad. No quieren que se me olvide que Fran necesita una atención permanente, 24 horas; que está expuesto a infecciones mortales, que una simple flema le puede causar un grave problema.

Pero la verdad es que Fran es un hombre que sonríe sin parar, que bromea con facilidad, que se mueve y se comunica, que tiene sueños, los persigue y los atrapa: «Todos tenemos un día, pero el mío aún no ha llegado», dice, como si no estuviera claro. Vivir es su orgullo. Y el de su familia.

Y hoy os invito a pensar en algo ...... conocemos el VALOR DE NUESTRO ANILLO, conoces TU VALOR ? Es tu vida un sueño cada día donde das valor a cada situacion que te aporta o es un conjunto de minutos en los que te quejas de todo lo que te sucede ?

Un pensamiento, qué te hace valios@ ? Me lo puedes contar ?
¿Me preguntas por qué compro arroz y flores? Compro arroz para vivir y flores para tener algo por lo que vivir.
Confucio (551 AC-478 AC) Filósofo chino

Un beso
Yolanda45

4 comentarios:

  1. Muy bonita y emotiva; esta historia hace pensar.
    Fran

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  2. Hola Yolanda;

    Buenas noches desde Vigo.

    Que grande es Fran! Creo que es todo un ejemplo de fortaleza a seguir. Un abrazo y mis felicitaciones para el y para su familia.

    Te facilito un link por si Fran quiere obtener información detallada sobre una técnica de liberación emocional.En Youtube se pueden encontrar declaraciones de personas que la han llevado a cabo y han tenido buenos resultados:
    http://www.eftmx.com/

    Respecto a mi pensamiento, el que prevalece cada dia es el agradecimiento:

    Agradecimiento a la vida por tener salud,agradecimiento a la vida por tener mucho amor de mi marido, de la familia,de los amigos,agradecimiento a la vida por haber permitido a mi hija nacer en un pais desarrollado,etc etc.......

    Un abrazo y feliz fin de semana!

    Karina

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  3. Gracias Yolanda,
    por recordarme con esta historia que a veces, lo más sencillo, como el hecho de despertar y poder levantarme cada mañana, es suficiente para hacernos felices.

    un abrazo

    Nuria

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  4. Gracias Yolanda por usar tu blog para difundir mi historia.
    Soy Fran, y lo que intento al contar todo esto es que no hay que venirse abajo por ninguna circumstancia de la vida , se puede ser feliz , solo hay que querer.

    un beso
    Fran

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